domingo, 30 de marzo de 2014

Hay veces que me quedo con la duda de como terminan las historias:

Hoy al salir de la casa encontré a una niña al borde de las lagrimas en búsqueda de su perro pequeño, me preguntó si lo había visto, me lo describió y me mostró una foto (una peluza negra con un collar rojo con puas como si fuera perro malo). No lo había visto, pero le pregunté donde podía encontrarla si lo veía, nunca esperé encontrarme al perro asi que olvidé la dirección exacta, solo recordé la intersección de calles.

Al tomar la micro veo un perro chico, negro, y con collar rojo, molestando a perros más grandes que el. Wow, ERA EL PERRO DE LA NIÑA!!! . Se me olvida por un momento porque estaba esperando micro y me llevo al perro, le improviso un cordel para que me siga que me presta una viejita de un bazar cercano y partimos en busca de su dueña. Luego de preguntar en todas las casas de la cuadra de la calles donde se supone vivía la niña, escapar de varios perros más grandes, y un par de portazos en la cara, dejo al negro amarrado de un poste. Me mira con cara de "pa donde vay?", y queda ahí sentado, esperando en la intersección.

Llego más tarde a la casa y me desvío por ahí, no sabía que esperar. Exhalo, no está el perro.

La niña lo encontró, eso es todo lo que pasa por mi cabeza.

Sea como sea, ahora cada vez que vea un perro pelusiento en la calle estaré pensando, alguien lo está buscando.

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